miércoles, 18 de febrero de 2009

Tacto, globalidad y sentido.

Masaje, osteopatía y psicología. Este seria, en tres palabras, la base de mi sistema de trabajo: lo he llamado MTR, masaje terapéutico regresivo. El objetivo inicial fué entender y buscar soluciones a los dolores que presentaban mis pacientes. Y con el tiempo y mucho diálogo, entre ellos y yo, hemos desarrollado este tipo de masaje aún en estado embrionario pero suficientemente desarrollado para aceptarlo como sistema de trabajo.
Este blog es para compartir con aquel que le interese las deducciones de mi experiencia y, claro está, recibir las críticas (que seguro que las habrá) y, en caso contrario, acoger las experiencias de los que en su trabajo, normalmente de forma anónima, han entendido la espalda de forma similar a la mía.
Todo empezó el día en que un paciente, en su segunda sesión, me comentó si era posible que con el masaje hubiese podido despertar algún malestar aparentemente superado. Me dijo que la noche después del masaje no había podido dormir: el recuerdo de la traumática separación con su ex-mujer, hacia ya algunos años y aparentemente superado, lo revivió volviéndole los sentimientos de angustia que protagonizaron aquellos días. Yo le dije que en algunos casos el masaje puede desbloquear emociones guardadas, más por dar una respuesta que por otra cosa.
A partir de aquel momento me dedique a escuchar a los pacientes que me contaban lo que les angustiaba. Poco a poco fui deduciendo la relación entre las contracturas y lo que me contaban los pacientes. Con el tiempo fui concretando con más precisión el significado que tenían la situación, el tamaño y la posición de la contractura. Miraré de hacer un pequeño resumen.
El lado derecho de la espalda seria donde quedan las emociones de origen personal, las cuestiones mas internas. El lado izquierdo quedan los de origen laboral o de relación social. A medida que pasa el tiempo la contractura va descendiendo a lo largo de la espalda llegando a concretar el momento del nacimiento a la altura de la D/12.
Otro dato curioso es que si la contractura se encuentra cerca de la columna, es un indicativo de que la interpretación del problema que vivió la persona, le afecto de forma más esencial, osea que la sensación de que el sistema se encuentra en peligro es mayor cuanto más se acerca a las espinosas. Si el problema lo causa un hecho concreto, la contractura será más definida; si la causa es una situación global, la contractura ocupará un espacio más amplio afectando a más de un músculo.
El MTR tendría dos fases diferenciadas: la primera tendría como objetivo testar la espalda en general para poder tener una visión global del estado emocional del paciente. La segunda fase, más específica y especializada, seria el buscar la causa de la contractura. A partir de este momento hemos de ser muy cautos y saber hasta donde nos corresponde llegar y cuando hemos de poner fin a nuestro tratamiento.
Nunca hay que hacer un tratamiento de MTR a nadie que no se le haya explicado muy bien cuales pueden ser las consecuencias emocionales que conlleva su puesta en práctica.
En la aplicación del MTR hay riesgos, ya que habríamos puertas que nos llevan a archivos con cajas de memoria muy bien guardadas.
Hemos de tener en cuenta que al "abrir puertas" estamos entrando en un espacio reservado de la persona en donde se encuentran aquellas emociones que se han guardado como sistema de defensa: nosotros no somos nadie para cruzar esta línea sin permiso, y, aún así, hemos de estar preparados para saber reaccionar de forma profesional y, reconociendo nuestras limitaciones y cuando las circunstancias así lo indiquen, derivar al paciente a un profesional de la psicología......continuará.........